Detritus de los campos de labor o restos de muros caídos, las piedras sobre la hierba son un monumento a la desolación y su existencia nos explica la desintegración. Como dice Stephen Barber, “los detritus tienen voz propia dentro de la imagen”. Aquellas piedras no siempre han estado allí. El autor les saca fotos, las aparta y mira lo que hay debajo: un molde. Y saca otra foto. El visor de la cámara delimita un escenario, un escenario de lo invisible, el escenario de un desastre.